jueves, noviembre 10, 2011

El "Cybermundo": ¿Tan distante del mundo "real"?

Luego de leer un artículo en FayerWayer, respecto al "primer Twit-Funeral" del que se tiene registro conocido (o masivo) en un grupo de FB al cual pertenezco, surgió un comentario en relación a dicho artículo. Si bien la idea es que puedan leerlo, resumidamente lo central es que, tras fallecer la dueña de una cuenta de Twitter, esta habría dejado encargado a su madre el que, tras su deceso, hiciese pública su partida y se despidiera particularmente de algunos usuarios. Ante este hecho, en dicho grupo surge una pregunta que, por demás, es altamente común encontrarla y escucharla (o leerla) ante situaciones de la vida cotidiana, que vemos reflejadas en el cyberespacio: "¿no será mucho?" o "Que freak.". Ante eso, me tomé la atribución de hacer un comentario desde mi perspectiva, que quiero aprovechar de compartir en el blog. El comentario dice:
No considero que sea "freak" ni "mucho" la situación citada en el artículo. Años varios atrás, recuerdo la primera vez que salí (y después pololée) con una chica que conocí por mIRC, por algo así de medio año o un poco más. Quienes lo escuchaban no dudaban en decirme "freak" o "nerd" o varias cosas más. Hoy, unos... eh... 12 años después? Sitios de citas, matrimonios gracias a internet, relaciones a distancias sostenidas por años, etc., son pan de cada día, y no se le hace extraño a nadie. Y es que pareciera que a la gente se le olvidara un detalle esencial en todo esto: la gran mayoría de quienes usan redes sociales, aún usando un nickname, están siendo ellos mismos. No es de sorprender que las bios(mini-auto-biografía en Twitter) digan tu profesión, si eres madre o padre, que cosas te gustan, si eres +1(pareja) de alguien, etc., pues mal que mal, es como tu "perfil virtual" de quien eres en carne y hueso. Y como quienes usamos estas cuentas somos seres humanos, con sentimientos y emociones, y que establecemos vínculos desde simpatía hasta real afecto por otros seres humanos, se hace lógico y necesario que eventualmente, ante la pérdida de "uno de nosotros" la reacción sea inmediata. Más de alguno ha tenido algún conocido o amigo en twitter que de la noche a la mañana te dejó de seguir y te sorprendió. Más de algún otro ha tenido este contacto que te dijo algo feo o algo malo de ti y te dolió. Y no tiene que ver con que "se pierda la identidad" ni mucho menos, a mi parecer. Tiene que ver con algo tan esencial como que somos seres humanos, interactuando con otros seres humanos. Hay algunos que incluso creen que por pasar como "personaje" pueden hacer lo que quieran, pero ni siquiera. El personaje se agota, la persona se aburre de no ser ella misma sino el personaje, y lo bota (el ejemplo de @elpulento, por tirar algo reciente). La muerte es para todos algo que está siempre presente pero de lo que no se habla mucho, a pesar de que todos sepamos que vamos hacia allá. Por ende, es por demás lógico y esperable que se quiera cerrar el ciclo e integrar a todos aquellos que de alguna forma u otra fueron parte de la vida de este ser humano. Mal que mal, han formado parte de su vida, de su tiempo, de sus recuerdos y experiencias, ya sea desde algo tan ínfimo como responder una duda de un tweet, contar un chiste, o inclusive brindar una palabra de apoyo. No miren en menos los lazos afectivos que pueden crearse por estas vías, muchachos. Los afectos no sólo se establecen ante el contacto físico, primero va el contacto emocional / espiritual.
Aprovecho de añadir en esta ocasión (y aprovechando el actual escenario nacional) de hacer un último agregado. Tanto se habla de la diversidad sexual, de la tolerancia, la "aceptación de las minorías" y etc. Y a la par, tanto se descalifica a otros por nivel socioeconómico, nivel educativo, apariencia física, creencia política, etc. Quizás de buenas a primeras esto no parezca tener relación con el tema planteado, pero creo que confluyen en un punto muy importante y particular: quienes los viven y experiencian son(somos) seres humanos. Lo que se diga a través de una red social a otro usuario le llega a un ser humano, con emociones y sentimientos como nosotros. Y si, estamos claros que hay algunos con más tolerancia que otros. Pero ojalá siempre se tuviera en mente que los mensajes escritos hacia un @ van hacia un ser humano, no hacia una máquina o un ente virtual, por mucho que la plataforma sea de esa forma.

Dato curioso: ¿se han fijado que las palabras en inglés para "palabras" y "espadas" son muy similares? ("Words" y "Swords" respectivamente). Si bien su etimología es muy distinta, no puedo sino preguntarme si será una mera coincidencia (en las cuales no creo) esta cercanía, en especial si consideramos que "las palabras pueden ser como espadas", según el uso que se les dé.

lunes, octubre 17, 2011

Dividir, subdividir y dividir otra vez

Alguna vez recuerdo haber oído a Coco Legrand señalar algo como "El ser humano es el único que tiene la capacidad de reír, y a la vez, el único que hace todo lo posible por evitarlo". Recuerdo mucho esa frase, en especial en estos días, por lo certera que es y la profunda verdad que encierra tras ella. Siempre me ha llamado la atención  el por qué el ser humano tiene esa tendencia a tratar de arrasar al otro, pasarlo a llevar, en vez de intentar apoyar, alegrar o animar. Claro está, no es que "toda" la raza humana sea así, pero lamentablemente hoy en día es una mayoría. No por nada la gente anda tan desconfiada.

Ahora, paralelamente a eso, surge otro aspecto que me llama especialmente la atención en relación a nuestra raza, que se supone es la "superior" en la "cadena alimenticia": la división. La forma en que, voluntaria y consecutivamente, nos vamos dividiendo, subdividiendo y dividiendo otra vez en grupos y subgrupos. ¿Será la naturaleza de nuestra "mitosis" celular, la que nos lleva a repetirlo en nuestro cotidiano? No creo, pues los animales también tienen el mismo proceso, sin embargo no realizan el mismo tipo de conductas como nosotros, o al menos no al nivel nuestro. 

Nos dividimos, por ejemplo, en religiones. Y ahí tenemos, así a la rápida nomás, Católicos, Judíos, Musulmanes, Evangélicos, etc., cada una con sus respectivas subdivisiones dentro de esos mismos grupos. Nos dividimos en lenguajes, y tenemos español, inglés, francés, alemán, etc. etc. Nos dividimos a su vez en partidos políticos u orientaciones políticas, y ahí tenemos izquerdistas, derechistas, centro, centro izquierda, centro derecha, anarquistas, autoritaristas, libertarios, conservadores, y quichimil quinientos más. Nos dividimos también en sectores sociales: ABC1, C2, C3, D, lo que sea que toque. Y cada uno de estos grupos antes mencionados puede mezclarse de distintas formas: católico autoritarista de derecha ABC1, o protestante anarquista de izquierda C3, o evangélico libertario de derecha y así suma y sigue. Y cada sub-grupo se pone en conflicto con otro sub-grupo, que a su vez está en conflicto con otro, y se descalifican y atacan e insultan en una escalada que no tiene fin. Y ni hablar que los grupos más grandes eventualmente agrupan subgrupos de los subgrupos para conseguir adeptos que lleven las banderas de lucha de turno. Al final, somos "humanos" de raza, pero detrás de la categoría "humanos" vienen como 30 más fácil. Nos dividimos en tantas categorías distintas que inclusive se hace difícil pensar en todas ellas, o sus posibles combinaciones. 

Ya, ok. Los animales también hacen "grupos", pero con un afán de supervivencia y nada más. No se atacan entre ellos por atacarse o porque no le gustó el color de pelaje del otro, o porque simplemente creen que tienen mayor relevancia que los otros. Se "aclanan" en pos de preservar su territorio y de subsistir vitalmente, pero llegado el caso, acogen a los de los otros grupos si lo necesitan. Inclusive entre razas, como el ejemplo del leopardo que ataca a la madre mono y luego encuentra que esta tenía una cría con ella, y decide cuidarla y protegerla. ¿No se supone que nosotros tenemos la posibilidad de acceder a la "razón", y que desde ahí tenemos una mayor capacidad de actuar, de ser? Entonces, ¿por qué cada vez más nos distanciamos, nos separamos, nos alejamos entre nosotros? ¿Por qué se nos olvida cada vez más que al final somos todos lo mismo: carne, huesos, nervios, sangre, vísceras, etc.? Recuerdo patentemente cuando vi la exposición "Bodies", que se realizaba con cuerpos donados de oriente si no me equivoco, y (a pesar de lo evidente que es el pensamiento) era sorprendente ver cómo, sin piel, sin color de piel, sin nombre ni apellido y sin todas esas etiquetas de las que antes hablaba, todo se reduce a lo mismo: un conjunto de carne-huesos-sangre-nervios, con un cerebro que razona y siente, que busca compañía y afecto, y que a su vez también busca perpetuarse como especie. Pero eso queda relegado tan a segundo plano, cuando todo lo otro se antepone y se torna prioritario. 

¿Por qué nos dividimos? ¿Por qué nos separamos tanto? ¿Por qué, como especie, no tendemos más al unirnos que al separarnos? Simplemente no me queda claro. Existen miles de teorías respecto a la identificación y etc., pero eso no logra aclararme el motivo de nuestro distanciamiento como especie, en especial viendo cómo, cuando nos enfrentamos a la muerte, o a las catástrofes, o al infinito poder de la madre naturaleza, instintivamente nos apegamos unos a otros y desaparecen todas esas etiquetas creadas artificialmente, y lo natural nos lleva a unirnos y cobijarnos recíprocamente.

¿Por qué nos dividimos tanto, entonces? Creo que es algo que hace mucha falta meditar hoy en día.

sábado, octubre 01, 2011

Lobo Solitario.

El presente texto surge tras una pequeña anécdota. Tras usar una aplicación de Facebook, relacionada al animal que correspondería a mi "patronus", y concentrándome en mi(s) momento(s) más feliz(ces), salió un lobo. Y si bien siempre he tenido este pensamiento, ese hecho fue el gatillante final de este escrito.

Soy un lobo solitario. De eso me he dado cuenta a lo largo del tiempo, del pasar de los años, de la observación de mi camino. Soy un lobo solitario que atesora mucho su propio espacio, su senda, sus elecciones. 

No, que no se malentienda. No significa que no me pueda (o no me interese) relacionar con otros, o pertenecer a un grupo. Como buen lobo, soy fiel a mi manada, y sin duda alguna que junto a ella me siento seguro, protegido, acompañado, querido. Pero a su vez, creo que no soy de los que podría estar inserto en esa manada 24/7, salvo -quizás, por lo que siento- mi "propia" manada, algún día. 

Soy un lobo solitario. Un lobo joven. Un lobo que, como buen lobo, observa de los ancestros y de los más ancianos, y admira y aprende de su experiencia y sabiduría, mas sin dejar de lado mi energía, fuerza y garra de lobo joven. Creo fielmente en que las experiencias se viven siguiendo la propia ruta, y no a través de simplemente (o únicamente) a través de lo que alguien más te pueda transmitir. El camino es distinto para cada lobo, y la forma en que lo sortee también. Sin embargo, valoro y atesoro las experiencias compartidas, que pueden quizás enseñarme perspectivas que sino no habría considerado, pero no permito que se antepongan a mi propio vivenciar (salvo, claro está, ejemplos más extremos). Soy un lobo que quiere conocer los terrenos que recorre con el propio tacto de sus patas, la tibieza o frialdad de los vientos en cada zona por su pelaje, los paisajes, ríos, bifurcaciones y sendas con sus ojos, que sepa reconocer peligro, alimento, o a los suyos por su olfato y oído. Un lobo que se guía por su intuición, ese sentido natural que todos llevamos y que tan poco consideramos, sin caer -claro- en solamente ser intuitivo, pues la razón no nos fue dada por simple azar.

Soy un lobo que ama la noche, y que está enamorado perdidamente del resplandor de la luna. Un lobo que aúlla ante ella, cuyo corazón se conmueve y se estremece al verse cubierto de su pálida pero cálida luz. Un lobo que encuentra en el silencio de la noche el pasaje a su interior, a la paz y la armonía del descanso que el día no provee. A su vez, soy un lobo que disfruta de lo que el día le entrega y las oportunidades que le abre en su pasar. Cada experiencia, cada situación, inclusive los peligros, que enseñan a sobrevivir y a madurar. 

Soy un lobo aclanado. Por los míos me tranzaría en la más descarnada batalla sin dudarlo. Nadie se mete con los que pertenecen a mi manada así como así. Y por "manada" no cuento sólo a los de sangre, sino también a los de vida, de camino, de experiencias, de viajes. A todos y todas. Y aún así, soy un lobo solitario. Quizás un rasgo que a ratos me juega en contra, porque la soledad es compañía, pero a la vez también es soledad. Y puede ser compañía pues sé que mi manada está ahí, como sé -o espero- sepan que yo estaré ahí. Quizás es un rasgo que heredé de uno de mis antepasados que más admiro, como ser el líder de la manada a la que pertenezco como familia, así como su sentimiento de pertenencia por esta. Claro está, somos distintos y como toda manada, joven y adulto se enfrascan en combate, hasta el día en que sea digno de sucederle, tras haber aprendido todo cuanto necesitase y este le pudiese (y quisiese) entregar. 

Soy un lobo que observa hacia el futuro en el momento que pueda formar su propia manada, e integrarla a la suya, así como integrarse a esa otra manada ya existente. Soy un lobo que aprende y yerra, que tiene fortalezas pero a la vez temores. Que se sabe aún inexperto para varias cosas, medianamente experto para otras, experto para otras distintas, e innovador en otras que sus antecesores no conocieron o no llegaron a conocer. Soy un lobo que se regocija en "esa" compañía, donde puede echarse y cerrar los ojos tranquilamente, como alguna vez lo hizo bajo el cuidado de su madre, o de los más ancianos. Soy un lobo que prefiere la calidad antes que el número en su manada. 

Soy un lobo solitario. Y me gusta serlo. Porque no estoy solo. Y porque es parte de mi senda, mi camino, mi experiencia.


lunes, septiembre 12, 2011

Estrella y Ángel. Reencuentro.

Por largo tiempo, la estrella que había guiado e iluminado su camino se había desaparecido del cielo. La buscó hacia donde veía la luna, hacia la constelación de Virgo, o la de Libra, o más allá, pero no podía verla. De alguna forma y en alguno de los tantos senderos y bosques, esta estrella había desaparecido. La buscó por largo tiempo; su imagen, su luz, el brillo que entregaba, su resplandor, la compañía que le hacía en cada paso, todo cuanto esa estrella simbolizaba para él se presentaban en sus recuerdos día a día, noche tras noche, mas no lograba encontrarla otra vez para apreciarla con tranquilidad. Nubes se cruzaron en el camino, y otras estrellas y constelaciones se presentaban y hacían más difícil esa búsqueda. Sin embargo, en ocasiones logró diferenciar su destello por algunos instantes, y cuando iba a observarla fijamente, esta desaparecía otra vez ante sus ojos, ya fuere por un pestañeo, o por cualquier cosa que pudiese ocurrir.

Por largo tiempo creyó haber perdido la vista de esa estrella, y gradualmente se resignaba a esa situación. Por largo tiempo selló en su interior esas emociones indescriptibles que la pérdida de su estrella le causaban. Se obligó a si mismo a continuar el camino, a pesar de no tener a su estrella guía, pues debía hacerlo si no quería quedarse perdido en medio de la nada. "A alguna parte llegaré, si mantengo el camino" se dijo muchas veces. Observó estrellas y constelaciones que guiaron nuevas rutas y caminos, sin embargo ninguno lograba devolverlo a aquel por el que transitó alguna vez y que añoraba reencontrar. 

Hasta aquel día. Hasta aquel momento. En esa cima, tras muchas bifurcaciones y habiendo escapado a duras penas de caer en un profundo acantilado. Frente a él, frente a sus ojos, estaba brillante, clara y chispeante esa misma estrella. A como diera lugar evitó cerrar los ojos, o pestañear, o lo que fuera, para no perderle de vista. Corrió con todas sus fuerzas, sin dejar de observarla. Cada forma de esa estrella se tatuaba en sus ojos redibujando esas líneas que, tras tanto tiempo sin verla, se habían desteñido en cierta forma, pero jamás desapareciendo. Corrió con locura, con todas las fuerzas que existieran en su interior, y logró llegar a un lugar donde pudo estar lo más cerca posible de su estrella. Tal y como cuando la conoció.

Algo había distinto, eso si. Algo que era extrañamente ambivalente. Le causaba un temor, pero a la vez, una tranquilidad. Era como una mezcla de luz y sombras en un mismo tiempo. Y los sellos que habían clausurado tantos recuerdos y memorias en su interior se resquebrajaron en conjunto. Se resquebrajaron y se rompieron en pedacitos. Por un lado no quería que ocurriera, mas por otro lo deseaba con todas sus fuerzas. El resquebrajamiento de esos sellos le permitió elevarse, liberar su alma y dejar su cuerpo unos instantes para poder llegar donde esta estrella, que no era otra sino su ángel. Un ángel que creyó desaparecido, y que a su vez, había sentido exactamente lo opuesto. Un ángel que vivió exactamente lo mismo que él, pero desde su lugar. Un ángel que también le había extrañado. Un ángel que también le había buscado.

Ese reencuentro fue mágico. Fue un reencuentro sin tiempo, sin espacio, sin restricciones. Fue un encuentro purificador. Fue un encuentro curador. Todo cuanto en él se señaló devolvió a dos estrellas la posibilidad de encontrarse nuevamente si se miraba al cielo, y de establecer un lazo indisoluble por tiempo, espacio o lugar.  Fue un reencuentro para no necesitar más reencuentros, pues en realidad no habría separación. No otra vez. No tras todo lo acontecido. No volvería a repetirse. De eso estaba seguro, Y no lo permitiría tampoco. 

miércoles, septiembre 07, 2011

Los Grandes Muros.

Habían pasado meses ya. En estos, diversos eventos se situaron fuera de los altos muros de ese castillo. Muchos se preguntaron quien los  habría construido y cómo, pues ante tantas hordas que se abalanzaron sobre este jamás cedieron, jamás se agrietaron, jamás mostraron signo de desgaste alguno. Primero fueron los salvajes, luego los orcos, inclusive hordas y hordas de rebeldes enardecidos. También lo hicieron aquellos que padecían las pestes más letales desatadas en el último tiempo que intentaron treparlos a como diera lugar para llegar al centro, al Rey, a que pudiera conectarse con su sufrimiento. Pero no, no hubo caso. 

Desastres naturales no fueron la excepción. Terremotos. Intensas nevazones. Tormentas con inundaciones de proporciones casi bíblicas. Los muros del castillo estuvieron rodeados de agua, inclusive casi superándolos, pero ni un ápice de humedad, moho o algo por el estilo quedó en ellos. Las hordas regresaron, algunas incluso se unieron, y lanzaron los más potentes cañonazos, cargaron las catapultas de las más pesadas y duras piedras, pero nada. La resistencia era a prueba de todo. Ni siquiera rasguños o marcas quedaban en ellos.

Los manifestantes poco a poco empezaron a rendirse. Un año pasó. Más de un año. Ya estaban dispuestos a abandonarlo todo. Jamás lograrían llegar a palacio, al trono del Rey, a mostrarles su realidad a este. El maestro Jack había hecho la construcción más perfecta jamás hecha, y con ello cumplía la tarea que le había sido asignada: proteger al Rey, a cualquier costo, de cualquier amenaza que alterase su tranquilidad.

Sin embargo, el Rey notó que algo extraño ocurría. Todo estaba demasiado calmo. Todo estaba demasiado en órden. No recibía noticias de exterior, no recibía informes. Todo parecía demasiado perfectamente hecho como para ser realmente humano. No había recibido reportes de los ejércitos que enviara a batallar, ni de las campañas a las que había decidido lanzarse, ni mucho menos de los emisarios que había enviado. Siempre alguien le respondía rápidamente que todo iba acorde a sus deseos, y rápidamente también se retiraban. 

Y no pudo más. Salió de Palacio, y se dirigió a la biblioteca. En ella, alguna vez, le fue relatado que existía un texto que contenía la fórmula para una potente sustancia que le permitiría ver más allá que lo que sus ojos podían ver. Pero ello tendría un costo muy, muy alto para si mismo. De esta forma, y sin hacer partícipe a nadie de esto, preparó la sustancia y se dirigió a los Grandes Muros. Frente a estos, sus ejércitos observaban sorprendidos su aparición y Jack, sonriente, se vanagloriaba a si mismo de su gran logro, sabiendo que el Rey estaba bajo su resguardo y su poderosa construcción. Sin embargo, el Rey bebió de una botella de un extraño color negro, que él no conocía, y ante sus ojos se reveló una cruda verdad: esos Grandes Muros, que se erguían frente a él, en realidad estaban absolutamente agrietados. Los lamentos, las tristezas, los reclamos, los llamados y la necesidad de su pueblo y los vecinos estaban estampados en él. Los ejércitos que fallaron en sus campañas, o aquellos que dieron hasta la vida por él, también. Observó una infinidad de grietas como cualquier vidrio antes de desmoronarse. Su rostro lo dijo todo. Jack quedó estupefacto ante esto, mas no comprendía que ocurría.

En sus manos, el Rey aún conservaba parte de esta poción. Se acercó a uno de sus soldados, y le ordenó entregarle su espada. Baño la hoja de esta en el oscuro elixir, y en un sólo, ágil y firme movimiento la enterró en el muro. Inicialmente este opuso resistencia, mas rápidamente la espada comenzó a atravesarlo como si estuviese cortando mantequilla. El Rey dejó la hoja incrustada en el muro, y en cuestión de segundos todos los muros comenzaron a volverse polvo, una simple gravilla. Frente a él, su sufriente pueblo quedaba ante su vista por primera vez en ya demasiado tiempo. Jack corría desesperado a intentar contener la situación, mas ya era demasiado tarde. En un segundo todo aquello que por meses y años había quedado incrustado en los  muros llegó directo a su corazón y liberó de sus ojos las más tórridas cataratas. Empatizó con cada palabra, con cada vivencia, con cada sentimiento. Y dejó salir de su corazón todo aquello que por tanto tiempo dudó y cargó, sin poder liberarlo. 

Jack se dio a la fuga. Si bien el Rey puso precio a su cabeza y la sentencia que le esperaba era la ejecución, él era muy diestro como para ser capturado, por lo que permanece prófugo hasta la fecha. Los muros quedaron ahí, en el piso. Algunos especulan que Jack volverá a levantarlos, otros dicen que será el Rey mismo quien los levante esta vez. Por ahora, sólo es seguro que el Reino tuvo la oportunidad de conectarse con Su Majestad una vez más. Y que este espera poder mantener ese contacto. Pero la historia es incierta, y sólo el tiempo la dirá.

lunes, septiembre 05, 2011

Un pequeño homenaje.

La canción la conocí en el medio más extraño en el que la podría haber conocido (el programa SQP) y por Twitter supe el nombre de la canción y quien la interpreta. Me tocó la fibra directamente, ante eso las lágrimas no tienen resistencia alguna.

Un pequeño homenaje a los 4 compatriotas que nos abandonaron este fin de semana, y aún no diré que a los otros 17 pues, aunque pequeña (y casi ínfima) aún hay alguna esperanza de tener una noticia distinta. Pero soy consciente de que es tan ínfima que casi podría darse como nula.

Pero aparte, es un pequeño homenaje, a nivel personal, a quienes han partido antes que nosotros y que tanto los extrañamos. En especial a mis viejitos lindos que tanto extraño. Los amo y los llevo siempre conmigo.

El video: "Yo te extrañaré" - Tercer Cielo.


sábado, septiembre 03, 2011

Eso que conocemos por "Vida".

Tuve, hasta hace poco más de un año atrás, la posibilidad de desempeñarme profesionalmente brindando apoyo psicológico a pacientes hospitalizados. Una experiencia nueva para mi (de aquello para lo que en general había sido formado) y que abrió en mi vida no sólo un campo laboral totalmente nuevo, muy interesante y que me sedujo inmediatamente, sino que además, en cuanto a mi percepción de la vida. Me permitiré explayarme a este respecto.

Siempre he sido de aquellos que son conocidos como "optimistas". Tratar de ver el vaso medio lleno lo más posible. Buscar las oportunidades en las experiencias. Pensar que, hasta lo peor posible, tiene un lado bueno: deja experiencia. Duele, nos hace sufrir, nos entristece, convoca a nuestras lágrimas a hacer un kamikaze recorrido desde nuestros ojos hacia el suelo, pero igual deja experiencia tras de si. Está claro que nadie es de acero ni a prueba de balas ni ultra resistente (ni siquiera los superhéroes, pues todos tienen un talón de Aquiles con el cual son vulnerables) y que tenemos el derecho a caernos y de repente verlo todo negro, pero mientras sea algo temporal y pasajero, previo a levantarse, absorber esa experiencia y crecer, madurar, aprender y fortalecernos emocional, mental y espiritualmente. Humanamente. Aún así, mi perspectiva global de la vida implicaba pensar muy en largos plazos, "tirar líneas" a futuro contando con muchos años por delante, calculando un promedio de unos 80 y soñando con unos 100 incluso, y mirando ese aspecto bien "a huevo". Hasta luego del trabajo ahí realizado.

En mi área de desempeño (psicología hospitalaria) tuve la oportunidad de conocer mucha gente. Muchas historias de vida, familias, personas distintas. Jóvenes, adultos, adulto-jóvenes, adulto-mayores. Hombres y mujeres. Personas cuyos espíritus, emociones y pensamientos iban en un rango entre aquellos con mucha fortaleza, garra y deseo de luchar, y otros que habían sido ampliamente superados por la adversidad. Algunos tranquilos, otros en aparente calma, otros directamente muy asustados, otros sólo necesitando saberse acompañados para tener fuerzas para luchar. Ancianos que observaban su vida y abrazaban el siguiente paso, ese del que se evita hablar y que, especialmente en la juventud, parece tan distante (la muerte), pero que ellos recibían en tranquilidad y paz sabiendo que ya habían entregado todo lo que tenían que entregar o vivir. Asimismo estaban también aquellos que tuvieron que partir de forma sorpresiva y por demás inesperada, con quienes un día tuve la oportunidad de compartir esperanzas y deseos, y tras un fin de semana, ya no volver a verlos más. Observar familias que se desmoronaban ante esos momentos, otras cuyos vínculos se refortalecían ante el dolor y se apoyaban firmemente. Desde un gélido frío por ausencia hasta el más cálido abrazo de agradecimiento por parte de un prácticamente perfecto extraño a otro, tan sólo por haber acompañado ese proceso y ese tiempo, y por haber compartido fuerzas o tendido una mano.

Mi paso por el hospital me llevó a replantearme la vida. En especial esos "sorpresivos" casos donde los resultados daban un giro inesperado y drástico. Y me quedó grabado a fuego: la vida es incierta. Es indeterminable en tiempo. Es "prestada". Es una oportunidad que se nos entregó para disfrutar, conocer, aprender, apoyar, aportar, ayudar, acompañar, cuidar, querer, amar, jugar, caminar, correr, respirar, etc. Puede durar décadas, inclusive un siglo, como puede durar tan sólo unos minutos. Puede terminar de la forma más inesperada que uno siquiera hubiese llegado a imaginar alguna vez. Súbita y sorpresivamente. Y sin darnos cuenta de eso, desperdiciamos mucho tiempo en peleas, en rencores, en odios, en resentimientos, en envidias, en conflictos inútiles en base a aspectos personales con los que no queremos lidiar (o no podemos, o no sabemos) y que lo encausamos hacia otro. Porque al final es más fácil. Es más fácil elegir el camino del enojo y cortar las cosas que intentar solucionarlas. Es más fácil insultar que tratar de comprender y tolerar o respetar. Es más fácil destruir que construir. Es muy típico el comentario en un funeral o un entierro: "era tan bueno/a". Y el contra-comentario: "ahora todos/as se acuerdan de él/ella, y en vida nunca le hablaron". El discurso que se lee frente al micrófono o al ataúd ya no vale, porque no se dijo en el minuto correcto. Tiene un valor simbólico, sin duda alguna, pero pudo haber tenido uno simbólico y emocional en el momento preciso. Tenemos el gran don del lenguaje con una diversidad de palabras gigantezca para expresarnos. Y no sólo en palabras, sino en cuerpo (ya vendrá un artículo de ello, pronto). Aprovechémoslo. Se nos va (y me incluyo, aún cuando intento hacer lo opuesto lo más posible) el detalle de que todos quienes nos rodean poseen una incertidumbre en su tiempo vital igual que el nuestro. Y más aún en aquellos que nos anteceden y que nos han guiado o acompañado en nuestro crecimiento de forma directa, indirecta o simplemente por haber estado físicamente (o de alguna forma) ahí. Y no lo aprovechamos y luego queda el lamentarse.

El accidente que actualmente sacude al país es clara prueba de ello. Son 21 personas de las cuales esperamos noticias, teniendo muy presente que la "lógica" nos dice que el desenlace se inclina fuertemente a un final triste y doloroso, pero la Fe no se pierde. Sin embargo, el simbolismo de la situación tiene muchísimo que ver con lo antes planteado. Con el recordar de golpe que somos mortales. Con el recordar que nuestra vida es incierta. Con el ver que, inclusive a aquellos que vemos en pantalla todos los días, que parecen tenerlo todo, éxito, fama, cariño, etc. pueden dejarnos en un pestañeo. Y eso nos asusta. Nos asusta recordar que somos mortales, pues quisiéramos tener el control de todo lo que existe en nuestro recorrido, y recordar que no se puede asusta. El punto está en no quedarse en el susto, sino actuar. Aprovechar ese recordatorio y tenerlo en mente y presente constantemente. No, no me malentiendan: tampoco es que uno tenga que estar pegado "como lapa" a todos los que queremos, o pasar las 24 horas diciéndoles cosas o halagándolos. Tampoco implica ir y hacer cuanta locura se pueda hacer o ser descuidados. Tampoco implica tener que estrujarse todo el día haciendo cosas, no hacer pausas o no tomarse espacios para descansar, para ver una película, etc. Implica valorar el tiempo que tenemos, aprovecharlo, jugarnos nuestras cartas, ser sinceros y leales con nosotros mismos y con quienes queremos, luchar por solucionar las diferencias, los malos entendidos, las peleas, y evitar caer en resentimientos u odios innecesarios. Está claro que no podemos caerle bien a todo el mundo (y viceversa) y eso está bien, pero tampoco tenemos para que cargarnos con odiosidades totalmente inútiles. Para la enemistad se necesitan dos (al menos) que quieran prender con el conflicto. Si uno lo ignora, se acaba.

Disfrutemos nuestro tiempo. Disfrutemos a los nuestros. Expresemos lo que sentimos. Disfruten las caricias, los paisajes, el aire que respiramos (aún cuando tenga smog, jaja). Disfruten los besos que reciban y los que puedan entregar. Compartan una sonrisa, tiendan una mano, compartan una palabra o un café. Bailen. Jueguen. Rompamos las rutinas con pequeños detalles. Disfruten todos esos recuerdos que construimos al aprovechar nuestro tiempo en este mundo. Lo que pase después, nadie sabe. Todo depende de la creencia de cada cual, y ni siquiera. Pero cuiden su vida, sin dejar de disfrutarla y sin dañar la vida de alguien más a propósito o con mala intención. Somos una especie: la especie humana. Los animales nos han enseñado mucho a ese respecto, y debemos aprender de ellos. De la naturaleza. De todo aquello que nos rodea.

Fuerza y un gran abrazo a todos.

miércoles, agosto 31, 2011

¿Locura, sensatez, o loca sensatez?

(Que no le sorprenda si el escrito pareciera no tener mucha ilación narrativa. Es una directa expresión de pensamientos intentando darle estructura literaria. Espero lo disfrute igual.)

¿Y qué pasaría si, de la noche a la mañana, tuvieras la oportunidad de hacer algo que, a toda vista, es una absoluta locura... pero a la vez, es tan locura que inclusive llega a ser sensato? ¿Y qué pasaría si, en contra de lo convencional, lo estructurado, lo "lógico", pudieses actuar aferrándote a una corazonada y un impulso puro, una chispa de impulso ante una oportunidad que para cualquiera parecería ilógica, pero que para tu esencia hace perfecto sentido, a pesar de todo lo que se pudiera argumentar en contra?

Si, suena a desvarío. A más de alguno le darían un pasaje de ida al Peral y el de salida no se vería en un buen rato. Díganmelo a mí (no porque haya estado en El Peral, eh). Pero por otro lado, ¡cuántos no han querido desvariar de lo convencional, de lo lógico y tirar toda la carne a la parrilla en una arriesgada cruzada! Algunos han visto la recompensa de ese salto a ciegas, otros han chocado de frente con un muro. "De los valientes se cuentan historias", dicen unos, "soldado que arranca sirve para otra batalla", dice otro. Ambos con igual razón y con perspectivas muy distintas, pero ambas válidas y muy reales. 

La vida tiene entretenidas y sorprendentes formas de presentarse en nuestro camino. Desde pequeñas señales hasta grandes anuncios imposibles de ignorar, por  mucho que se intente. Asimismo, también pone laberintos que pueden llegar a ser muy confusos, si ocupamos erróneamente nuestros recursos internos para descifrarlos. Podemos superar ese laberinto con gran facilidad o entramparnos en el mismo por mucho tiempo y desgastar muchas fuerzas en eso. El debate razón - emoción - pasión - instinto puede ser un debate eterno pues todos los expositores tienen sólidos argumentos, que no necesitan imponerse sino coordinarse. Pero generalmente hay un par que priman, y que cierran muchas puertas y espacios dejando muchas veces esa latente pregunta: ¿Y que hubiese pasado si...?. Personalmente, he intentado con todas mis fuerzas el que esa pregunta se reduzca a la menor proporción posible. La vida es una sola y no se repite para rehacer lo que dejamos de hacer, o no hicimos como queríamos. Si, puede haber reencarnación, quien sabe; pero esa es otra vida y otra historia. Sin embargo, tengo claro que no podré evitar el que en algunas situaciones esa pregunta se presente y perdure, pues escapa de mi alcance el poder dar tantos saltos y tantos intentos. También hay que preservarse y cuidarse, pues los espejismos también existen y son bastante comunes.

¿Y qué pasaría si se toparan ante una oportunidad de ese tipo, querid@s lectores/as? ¿Saltarían? ¿Lo pensarían? ¿Esperarían y rogarían que cuando puedan hacerlo, no sea demasiado tarde? ¿Lo creerían un espejismo? ¿O se arriesgarían ante la opción que se presenta?

Vida, tus caminos me sorprenden y tus actos me deslumbran. Es entretenido intentar entenderte y seguirte el paso, y ver cómo con un simple gesto de tu obra puedes dejar todo de cabeza. ¿Qué será? ¿Cual será la opción correcta? Quien sabe. Pero es muy interesante.

martes, agosto 30, 2011

"Convidado de Piedra"

Originalmente publicado en el blog "El Kiosko Bloggero", el 27/Nov/2010, gracias a una invitación a este humilde servidor por parte del creador del sitio, Daniel Arellano. Hoy transcribo su contenido a este espacio.

Convidado de Piedra
Invitado: Arturo Berger
El headmaster del Kiosco me honró hace unos días con una invitación a esta especial sección de su sitio, el “Convidado de Piedra”. Esta sección me parece bien bien entrete e interesante, pero a la vez, es una de las preguntas que siempre me dejan en jaque porque como que me bloqueo para responder cuando me piden mi película favorita, o canción, o etc. Al menos acá tengo dos, y les he dado haaaaaaartas vueltas para poder elegir los que más me representen y que luego no diga (tanto) “chuuuuu, y por qué no elegí este otro…”. Así que aquí va mi intento:
Dos libros de mi biblioteca
Estudio en Escarlata
Siempre y desde bien chico me llamó la atención el misterio, el descubrir cosas, el investigar, el llegar a la raíz de las cosas para comprenderlas y no que queden dando vueltas en el aire. Esto no implica que solamente crea en lo científico ni nada por el estilo (partamos de la base en que creo en Dios), pero si en entender y comprender el origen o la base de las cosas. De esta forma y con el pasar del tiempo, llegué a hacerme fan de una interesantísima serie de dibujos animados, a la cual sigo con pasión hasta hoy en día: Detective Conan. Este personaje, fanático del gran Sherlock Holmes y de su método, me inspiró a querer conocer más sobre este personaje tan famoso y ficticio, pero del cual tantas veces se hizo mención y comentario. Y llegó a mis manos, a través de mis abuelos paternos, el libro titulado “Estudio en Escarlata”. En este libro, que para mí fue la llave de apertura al maravilloso mundo y época narrados por Sir Arthur Conan Doyle, a los cientos de hojas que luego leería gracias a haber abierto este libro. En él me encontré con una descripción del personaje a través de su leal compañero de aventuras, el Dr. Watson, las explicaciones de la forma de pensar de Holmes, hasta en creencias o “filosofías” de vida relacionadas a aspectos que sorprendieron a Watson, por ejemplo:
“Sin embargo, mi sorpresa alcanzó el punto culminante al descubrir de manera casual que desconocía la teoría de Copérnico y la composición del sistema solar. Me resultó tan extraordinario el que en nuestro siglo XIX hubiese una persona civilizada que ignorase que la Tierra gira alrededor del Sol, que me costó trabajo darlo por bueno”.
Este hecho (en conjunto con el aparente “desbalance” e “ignorancia” de Holmes respecto a diversos temas) que es explicado por el personaje como algo tan sencillo como el especializarse en los conocimientos que le permitiesen desarrollar de buena forma su actividad, versus llenarse de cosas que no le revistiesen mayor utilidad, comenzaron a demostrarme el por qué de la fama alcanzada del personaje, en este rol tan contrario al perfil británico clásico, y más aún en la época de su nacimiento y publicación. Hasta la fecha sigo buscando lograr completar la colección de sus libros, pero cada una de sus páginas me llenó de imaginación, entretención, enseñanzas y estímulos para mis objetivos y planes de vida, además de gratos recuerdos de infancia y juventud gracias a la obra de Conan Doyle.
El Señor de los Anillos
Sí, como podrán ver, soy un aficionado a las novelas. Me identifico mucho con ellas pues también soy escritor y el observar los mundos, escenarios, personajes y otros de las mismas, que sirven de guía e inspiración a mi propia escritura. Y este libro (o estos libros, más bien) tuvieron dos etapas gigantescamente distintas entre si.
La primera vez que leí El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo era chico (debo haber tenido como… ¿10 años?). Me lo regaló mi hermana años después de que ella leyera el Hobbit, y que a mi, en el colegio, me mandaran a leer El Hobbit, sin llamarme tanto la atención. Ella me preguntó si me había gustado, le dije que igual taba piola, y me regaló ese libro. Cuando me senté a leerlo por primera vez (por ahí por los 90’s) me dio una soberana lata. El primer capítulo era puro “y los pastos verdes cual esmeralda profunda en el océano caribeño que cubría las densas capas de suave y sedosa tierra oscurecida por la lluvia cristalina y etc. etc. etc. etc. etc.” me quemó y me aburrió de golpe. No llegábamos a nada y eran hojas de hojas de hojas de puro bla blá sin norte. Cerré el libro y lo guardé de nuevo en mi biblioteca, donde durmió por varios años.
Así, llegó el verano del 2000. Entre calor y otras cosas, y haberme cambiado hace poco de casa, se me ocurrió retomar el libro y darle una segunda oportunidad, sabiendo a qué me enfrentaría otra vez. Me predispuse a superar esa parte para ver que seguía, y esa decisión fue lo mejor que se me pudo ocurrir. Sin darme cuenta y en un par de horas ya llevaba más de la mitad del libro leído, y no me quería despegar del mismo. Debo haberlo terminado de leer en menos de un día, y recordé que mi hermana me había regalado la segunda parte, que estaba algo más nueva en mi biblioteca. Al terminar el primer libro y pasar a El Señor de los Anillos: Las Dos Torres no han de haber transcurrido más de dos o tres días. Ese libro también comencé a engullirlo rápidamente, ya casi entrando en el último año de colegio que me tocaba. En los recreos los leía, en el camino a casa, en cada rato libre. Y sin darme cuenta llegué al término, corrí a buscar la tercera parte y final, el desenlace, y… ¡¡¡DEMONIOS!!! No estaba en mi biblioteca. Aún no me llegaba. Para mi cumpleaños de ese año llegaba la 3ra parte, y finalmente llegaba al momento culmine de la historia. Y esta historia de magos, guerreros, elfos, enanos, árboles gigantes caminantes, amoríos y desamores, valentía y cobardía, traición y lealtad, y tantas temáticas tan cotidianas del día a día me abría la puerta también a muchos otros caminos (conversaciones con amigos que hasta la fecha conservo, participación en foros del tema que me permitieron conocer nuevas personas a su vez, no sólo del país sino de otros lados) y también ideas y motivación para retomar la escritura, que por mucho tiempo quedó dormida en mis manos. Hoy en día el tiempo no me permite escribir mucho (que no sea enviar CV’s, informes, trabajos de diplomado, etc.) pero esta historia me recordó el sentimiento que fluye en mi al escribir una narración o idear una historia. Páginas de páginas llenas de imaginación y sentimientos metafóricos entregados a todos aquellos que deseen zambullirse en sus páginas es lo que encontrará quien se interne en las letras de J.R.R. Tolkien, de la misma forma que la actual generación lo hizo con J.K. Rowling y su pequeño hechicero.
Ahora, un último detalle en relación a la literatura. A diferencia de mi padre, no soy creyente de que la literatura “tenga” que ser material educativo, documental, histórico o filosófico. Creo fielmente que la imaginación humana es uno de sus más grandes dones y tiene su lugar bien ganado en la literatura internacional. Y no será jamás una pérdida de tiempo: son pasajes para todos a mundos, momentos y emociones distintas, sin el filtro de la raza, la religión o tantas otras.
Dos Discos en mi Wurlitzer
Donde Hay Música (Eros Ramazzotti – 1996)
Desde pequeño –y no tengo idea por qué- siempre me gustó la música de Eros Ramazzotti. Recuerdo incluso que cuando nacía el canal La Red, había un espacio en que se tocaba mucha música (aparte de los videos de Bogus y tantos otros), y de los videos que más se repetían eran, precisamente, los de Eros Ramazzotti. Y en la medida que fui escuchándolo, escuchando sus letras y siguiéndolo a lo largo del tiempo, este disco (el primero que me compré con mis pesitos) pasó a ser mi favorito de su música. Me sé cada una de sus canciones de memoria y, desde su metáfora, sus frases y sus melodías, representa muchas de las cosas que he vivido en la vida, en el aspecto afectivo y personal, y que me acompañaron en diversas etapas musicalizando esos recuerdos y esas vivencias. Hoy en día, además, es el cantante favorito que comparto con mi polola, a quien también le ocurrió una experiencia muy similar con la música de este conocido italiano. Ojalá venga pronto a dar un recital, que tanto tiempo llevamos esperando.
Voices (Vangelis – 1995)
Si bien elegí este disco como mi segundo, en realidad debo señalar que todos los discos de Vangelis que conozco me son por demás gratos y los he disfrutado, todos y cada uno de ellos. En una época de mi vida me brindaron gran paz, calma, tranquilidad y refugio, en los momentos que necesité concentrarme o conectarme conmigo mismo, relajarme o soltar tensiones. Me ayudaron también en muchas instancias de escritura, o fueron grandes compañeros en noches lluviosas, sentado al borde de una ventana viendo el agua caer. Esta música (que se considera dentro de la categoría “New Age”, como Enya, por ejemplo) es ideal para un momento de relax, un momento íntimo incluso, o un espacio personal donde se quiera un suave y tranquilo ambiente. Una delicia de música.
Mención Especial: Un tema que salió hace poco: “Arriba la Vida – CroniK”. Si bien no soy aficionado al reggaetón (y de hecho me tiene chato), este tema en particular no lo siento tan “reggaetonero”, sin embargo, su letra y la propuesta temática que plantea en ella es algo que bien podría ser un himno de vida para varios. La fuerza de vivir, el deseo de salir adelante, y de que no haya nada que logre tumbarnos, que la vida es muy corta para sufrir y hay que disfrutarla lo más posible.
Lo mejor en 8mm (o sea, mis 2 películas).
Sherlock Holmes (2009)
Sí, era obvio. Debo haber sido la primera persona en el Hoyts de La Reina en comprar entrada y entrar a ver la película el día de su estreno. Me interesaba demasiado (como me pasó con las películas del Señor de Los Anillos) ver la forma en que se traspasaba al personaje del libro, a la pantalla grande. Más aún cuando el actor elegido (Robert Downey Jr.) no tiene prácticamente ninguna similitud con el personaje narrado en el libro (alto, muy delgado, de nariz aguileña y cara afilada, versus un Downey Jr. que es mucho más chico, bastante más ancho, y con rasgos no tan marcados como los de Holmes). Sin embargo, desde la banda sonora (que es una delicia musical, el uso de los violines y de los instrumentos más clásicos está organizado de una forma perfecta), pasando por el guión, y el enfoque de un Holmes más “físicamente activo”, más que sólo racionalmente, así como la escenografía utilizada a lo largo del film, me encantaron y me dejaron por demás satisfecho como gran admirador y seguidor de la saga de novelas y relatos. Es una película de gran y entretenida acción, de muy bien logrados momentos de suspenso y tensión, que hacen que las dos horas y algo que dura la película ni se noten. Eso si: nunca será lo mismo verla en pantalla chica, LCD o lo que sea, a haberla visto en la pantalla grande. Un placer a la vista y al oído.
“Psychologycal recovery… 6 months.”


John Q. (2002)
Creo que, de todos los gustos que señalé, este será el más “profundo”, jaja.
Dentro de mis grandes sueños de vida, está el ser padre. Tanto biológica como afectivamente –si me entienden a lo que apunto-. El día en que tuve la oportunidad de ver esta película (en el cable, lamentablemente, en vez de en la pantalla grande), me llamó la atención desde el primer minuto pues actúa uno de mis actores preferidos por su desempeño en grandes films como “El Coleccionista de Huesos”. Decidí sentarme a verla, y me emocionó hasta la médula. La película nos narra, a lo largo de sus 116 minutos la historia de un padre desesperado, a quien la tan detestada burocracia pone al límite, pues su único hijo padece de una grave enfermedad cardiaca que requiere de atención y cuidados constantes, que le quieren ser negados por un error burocrático en relación al pago de las cuentas del hospital. Ante esto, la mujer de John Quincy Archibald (Denzel Washington) le exige que “haga algo al respecto”, lo que el desesperado padre cumple a cabalidad. Un intenso, emotivo y profundo film respecto al amor de un padre hacia su hijo, y cómo este es capaz de hacer lo que sea por su bienestar. Es una película totalmente recomendada para verla en familia, en singular, etc.

Espero disfruten las sugerencias y elecciones señaladas, y agradezco al gran Daniel por la invitación y la oportunidad ;)
=== O ===
Hasta ahí la transcripción de este artículo. Quise re-compartirlo en este renaciente blog como parte de también contarles un poquito de mi a quienes se integran a su lectura, así como a quienes ya me conocen desde hace algún tiempo.
Saludos queridos lectores!

lunes, agosto 29, 2011

Magia

(Es como divertido esto de abrir otro blog para que suene una playlist, y que eso sea lo que me ayude a desbloquearme mentalmente para poder escribir... jajaja).

A lo largo de la vida (aún cuando esta no es taaan extensa)  he tenido la fortuna de haber vivido diversas experiencias de todo tipo, y de haberme cruzado con diversas personas, características, personalidades, edades, etc. Recuerdo claramente como hace años atrás (digamos, el año 95?) andar con un celular enviando mensajes de texto o chateando con totales extraños era visto como una actividad absolutamente "nerd", extraña, fuera de la norma, hasta loca. Ni hablar de conocer a alguien en persona que se hubiera conocido por internet, y mucho menos entablar una relación con ese alguien. Hoy en día es pan de cada día y las reuniones de ese tipo son tan cotidianas como el respirar. 

Volviendo a la idea central, de las más importantes cosas que le agradezco al haber sido (y seguir siendo) parte de ese grupo de "locos nerds", es la cantidad de personas que pude conocer gracias a esa vía, tanto de Santiago como de fuera. De todas estas personas aprendí diversas cosas, por medio de distintas experiencias y vivencias, que día a día me han ido formando como quien soy, en conjunto con la vida misma. Sin embargo, no deja de sorprenderme la magia que algunas personas llevan, y que puede tener un impacto tan fuerte que llega a quedarle grande al lenguaje para describirla. Si algo me ha enseñado el haber conocido toda esta gente, es que el tiempo, el conocerse, el compartir es algo clave en el establecimiento de toda relación (amistosa, afectiva, laboral, etc.), sin embargo, soy un fiel creyente de que existen personas que son capaces de conectarse con uno de forma instantánea, como si la conocieses desde siempre, o inclusive de remover sectores del interior que uno jamás pensó alguien podría remover. 

¿Cuantas personas de ese tipo han conocido, queridos lectores? Con que hayan conocido una, permítanme decirles algo: ustedes han conocido la magia. No la ilusión óptica o la prestidigitación, sino la magia del ser humano. Algo que quizás no tenga explicación científica (o si, al menos yo no la conozco), pero que es tan real como el aire que entra a nuestros pulmones. 

Si tienen la oportunidad de vivenciar algo así, disfrútenlo mucho. Claro está, cuídense, pues espejismos también existen en muchas partes, pero si llegan a tener la opción de experimentar algo así, disfrútenlo mucho pues es un regalo de la vida para ustedes. Yo lo agradezco mucho y me halaga el tener la oportunidad de vivenciar algo así.

domingo, agosto 28, 2011

La palabra, el puente entre realidades.

Pocas veces nos detenemos a pensar en cuanta fuerza y cuan relevantes son las palabras en nuestra vida cotidiana, y en la de quienes nos rodean, sean estos familiares, amigos, colegas, o inclusive perfectos extraños. Pocas veces se considera lo relevante que es el lenguaje para una interacción satisfactoria, y menos aún el nivel de influencia que puede llegar a tener la palabra en un ser humano cualquiera. Más aún, hoy en día y dada la acelerada expansión de la tecnología y los medios de comunicación en tiempo real, el lenguaje se ha visto severamente condensado a la menor cantidad de palabras posibles para expresar una idea, un pensamiento o inclusive, un afecto. Y si bien esto permite la movilidad de información de manera rápida y efectiva, no es menor el recordar que el que el lenguaje tenga tanta diversidad (en especial nuestra lengua, el castellano) no es una mera o antojadiza coincidencia, sino que es el producto de siglos de interacción, desarrollo y expansión.

En mi profesión, tempranamente escuché algo que puso en conceptos un sentimiento que desde muy pequeño llevé conmigo: "el lenguaje construye realidades". Esta sencilla frase encerraba, tras si, un muy complejo aspecto, pero a la vez tan evidente que cotidianamente es pasado por alto: todo  lo que comprendemos y es parte de nuestra realidad, tiene lenguaje asociado a ello. No hay nada que no esté representado por lenguaje. Y si algo que conocemos, vivenciamos o presenciamos no posee un concepto lingüístico específico, rápidamente buscamos la forma de envolverlo y describirlo a través de otros conceptos que hagan referencia a algo similar, y que permitan en su conjunto dar cuenta lo más cercanamente posible de aquello que estamos contemplando, sintiendo, viviendo, etc. Y si nos detenemos a pensarlo un segundo, aún siendo palabras similares o iguales las que puedan conocer dos personas, los significados, interpretaciones, valoraciones afectivas y otros que tiene esto para cada uno varía por quichimil motivos distintos, haciendo del lenguaje un elemento fundamental en nuestra vida. Claro está, el lenguaje no verbal, el corporal (las posturas, las miradas, los actos, los gestos, etc.) tb. cumplen un rol fundamental, pero eso será temática de otro artículo, jeje.

Volviendo a la idea central. Al interactuar con otra persona, la forma en que se usen las palabras para producir esa interacción pueden generar muchos efectos diversos en cada uno. Palabras que para uno podrían ser nimiedades o inclusive cosas muy graciosas, para otros pueden ser palabras muy hirientes o que tengan algún grado de significación importante (por historia de vida, experiencia, educación, lo que sea). Es muy común, a su vez, que si nuestro interlocutor reacciona negativamente ante algo que le dijimos (ej.: una broma) se le tilde rápidamente de "tonto grave" o algo por el estilo, pues no reacciona como nosotros, y el trato se vuelva aún más distante o incómodo. Y esto, a su vez, genera discusiones, confrontaciones, peleas y debates totalmente innecesarios por algo que se soluciona tan sencillamente como explotando la diversidad de lenguaje que se posee, y considerando además al otro como alguien distinto con la misma capacidad de poseer un determinado tipo de lenguaje distinto al nuestro, una realidad distinta a la nuestra (ya sea radicalmente distinta o levemente distinta) y el derecho a comprender las cosas de forma distinta a nosotros, como nosotros de ellos. De esta forma, las palabras que utilicemos con esas personas, y la forma en que podamos comprender mutuamente los respectivos lenguajes y realidades de cada uno, abren la oportunidad de crear puentes entre realidades distintas y diversas, que eventualmente pueden inclusive complementarse (o no tener incidencia en la otra en absoluto), y no el intentar delimitar una realidad ajena a través de la nuestra y de nuestra forma de usar el lenguaje. Está claro, eso si, que las palabras también tienen funciones y usos y que tampoco es cosa de cambiarlas antojadizamente, como tampoco es posible transitar de un lugar a otro sin considerar sentidos de tránsito, edificaciones, etc.

Por lo anterior, cuide su lenguaje, querido lector, lectora. Las palabras pueden causar más daño, si son mal usadas, que cualquier arma, pues su huella es intangible mas altamente perceptible. A su vez, una palabra adecuada (y en especial si va asociada a un acto o un afecto concreto) puede ser de gran curación, apoyo y alegría, tanto o más que cualquier regalo adquisible o inclusive, elaborable.

Disfrutemos la riqueza del lenguaje, ese lenguaje común que tenemos como especie, a pesar de sus diversas formas.

NdA: La inspiración para el presente texto fue gracias a la música de fondo del blog de Kary. Asimismo, el empujón final para retomar la escritura se debe a ella y sus escritos. Gracias!! :)