sábado, octubre 01, 2011

Lobo Solitario.

El presente texto surge tras una pequeña anécdota. Tras usar una aplicación de Facebook, relacionada al animal que correspondería a mi "patronus", y concentrándome en mi(s) momento(s) más feliz(ces), salió un lobo. Y si bien siempre he tenido este pensamiento, ese hecho fue el gatillante final de este escrito.

Soy un lobo solitario. De eso me he dado cuenta a lo largo del tiempo, del pasar de los años, de la observación de mi camino. Soy un lobo solitario que atesora mucho su propio espacio, su senda, sus elecciones. 

No, que no se malentienda. No significa que no me pueda (o no me interese) relacionar con otros, o pertenecer a un grupo. Como buen lobo, soy fiel a mi manada, y sin duda alguna que junto a ella me siento seguro, protegido, acompañado, querido. Pero a su vez, creo que no soy de los que podría estar inserto en esa manada 24/7, salvo -quizás, por lo que siento- mi "propia" manada, algún día. 

Soy un lobo solitario. Un lobo joven. Un lobo que, como buen lobo, observa de los ancestros y de los más ancianos, y admira y aprende de su experiencia y sabiduría, mas sin dejar de lado mi energía, fuerza y garra de lobo joven. Creo fielmente en que las experiencias se viven siguiendo la propia ruta, y no a través de simplemente (o únicamente) a través de lo que alguien más te pueda transmitir. El camino es distinto para cada lobo, y la forma en que lo sortee también. Sin embargo, valoro y atesoro las experiencias compartidas, que pueden quizás enseñarme perspectivas que sino no habría considerado, pero no permito que se antepongan a mi propio vivenciar (salvo, claro está, ejemplos más extremos). Soy un lobo que quiere conocer los terrenos que recorre con el propio tacto de sus patas, la tibieza o frialdad de los vientos en cada zona por su pelaje, los paisajes, ríos, bifurcaciones y sendas con sus ojos, que sepa reconocer peligro, alimento, o a los suyos por su olfato y oído. Un lobo que se guía por su intuición, ese sentido natural que todos llevamos y que tan poco consideramos, sin caer -claro- en solamente ser intuitivo, pues la razón no nos fue dada por simple azar.

Soy un lobo que ama la noche, y que está enamorado perdidamente del resplandor de la luna. Un lobo que aúlla ante ella, cuyo corazón se conmueve y se estremece al verse cubierto de su pálida pero cálida luz. Un lobo que encuentra en el silencio de la noche el pasaje a su interior, a la paz y la armonía del descanso que el día no provee. A su vez, soy un lobo que disfruta de lo que el día le entrega y las oportunidades que le abre en su pasar. Cada experiencia, cada situación, inclusive los peligros, que enseñan a sobrevivir y a madurar. 

Soy un lobo aclanado. Por los míos me tranzaría en la más descarnada batalla sin dudarlo. Nadie se mete con los que pertenecen a mi manada así como así. Y por "manada" no cuento sólo a los de sangre, sino también a los de vida, de camino, de experiencias, de viajes. A todos y todas. Y aún así, soy un lobo solitario. Quizás un rasgo que a ratos me juega en contra, porque la soledad es compañía, pero a la vez también es soledad. Y puede ser compañía pues sé que mi manada está ahí, como sé -o espero- sepan que yo estaré ahí. Quizás es un rasgo que heredé de uno de mis antepasados que más admiro, como ser el líder de la manada a la que pertenezco como familia, así como su sentimiento de pertenencia por esta. Claro está, somos distintos y como toda manada, joven y adulto se enfrascan en combate, hasta el día en que sea digno de sucederle, tras haber aprendido todo cuanto necesitase y este le pudiese (y quisiese) entregar. 

Soy un lobo que observa hacia el futuro en el momento que pueda formar su propia manada, e integrarla a la suya, así como integrarse a esa otra manada ya existente. Soy un lobo que aprende y yerra, que tiene fortalezas pero a la vez temores. Que se sabe aún inexperto para varias cosas, medianamente experto para otras, experto para otras distintas, e innovador en otras que sus antecesores no conocieron o no llegaron a conocer. Soy un lobo que se regocija en "esa" compañía, donde puede echarse y cerrar los ojos tranquilamente, como alguna vez lo hizo bajo el cuidado de su madre, o de los más ancianos. Soy un lobo que prefiere la calidad antes que el número en su manada. 

Soy un lobo solitario. Y me gusta serlo. Porque no estoy solo. Y porque es parte de mi senda, mi camino, mi experiencia.


8 comentarios:

  1. me gusto la comparación de tu vida con la del lobo :) eso no mas jeje...

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  2. Me siento identificada xq yo también estoy sola pero a la vez tengo mi manada (hijos) y los cuidare con uñas y dientes y la soledad también es compañía buena forma de verlo

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  3. Me siento identificada xq yo también estoy sola pero a la vez tengo mi manada (hijos) y los cuidare con uñas y dientes y la soledad también es compañía buena forma de verlo

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  4. Me gusto tu artículo, yo me siento de la misma forma. Gracias por exteriorizar tu idea e, indirectamente, hacernos partícipes de ésta.

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    1. Hola Jessica! Que alegría saber que te gustase y pudieras compartirlo =). Me llama la atención si, ¿cómo llegaste a este artículo? (considerando que es antiiiiiiiiiiguo, jeje). Cariños!!

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  5. https://www.facebook.com/juan.quintanacorral.1/posts/604882726325983
    aqui esta tu post

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  6. Muy hermoso todo!! Saludos lobo! :)

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  7. Excelente descripción de la vida. Ahora estoy tranquilo que existen otros como yo y puedo dejar de considerarme anormal.
    Muchas gracias

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