(Del lat. discrimināre).
1. tr. Seleccionar excluyendo.
2. tr. Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.
tolerar.
(Del lat. tolerāre).
1. tr. Sufrir, llevar con paciencia.
2. tr. Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente.
3. tr. Resistir, soportar, especialmente un alimento, o una medicina.
4. tr. Respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias.
Fuente: RAE
Lamentáblemente, el día de hoy nos vimos enfrentados a una triste (pero ya prácticamente inevitable) noticia: el fallecimiento de Daniel Zamudio, el joven gay que fuera brutalmente apaleado por un grupo de jóvenes que consideraban su opción sexual como "un error", y decidieran "castigarle" por ello. Ante esto, las redes sociales y el comentario nacional explotó al unísono reclamando contra este acto de "discriminación e intolerancia", desplegando campañas y peticiones de leyes anti-discriminación y repudiando tajantemente este tipo de actos.
Hasta ahí, todo bastante bien, estamos todos bastante de acuerdo... pero... ¿Tanta gente está genuinamente preocupada por la discriminación y la intolerancia? ¿En serio?
Ahí es donde empieza a incomodarme un tanto el tema. ¿Le suena extraño? Haga un ejercicio simple: salga a la calle y observe, escuche. Párese en un paradero de micro donde confluyan representantes de todos los NSE (Nivel Socio-Económico). Observe cómo se miran entre ellos. Observe que pasa cuando uno de estos pone su música a todo volumen en la micro, se baja. Lo que comentarán los otros más tarde ("flaite y la $?#@$"# apaga tu música"). Fíjese lo que dice la gente cuando ve a alguien con sobrepeso o demasiado delgado. O muy chico. O muy alto. O de tez muy oscura o clara. O tantas otras. O cómo se sulfuran los ánimos cuando alguien simpatizante de la derecha hace un comentario X y le cae el cartel de "facho" como si fuera un reflejo condicionado (o "comunacho", en el caso opuesto). ¿Y dónde quedó la tolerancia ahí? ¿No que "no a la discriminación"?
Como leí en Twitter hoy, "twittear que no a la discriminación y la intolerancia, y luego insultar a Hinzpeter por "judío", o a Zalaquett por "turco" " es un doble estándar muy clásico de nuestra idiosincracia. Revolucionario de la boca para afuera, neutral de la boca para afuera, con la expresión pública que dice mucho, pero que en el fuero interno se contradice. Y va desde cosas leves hasta casos bien extremos.
Y ojo: esto nos toca a todos. Aquí a todos les queda el sombrero. Y si no lo cree así, espérese a ver el próximo partido Chile - Perú, o a la nueva noticia de farándula sobre Kena Larraín. Veamos si se "salva" de lo antes expuesto.
Que no se malentienda: todos podemos tener opiniones, perspectivas, ideologías y posturas distintas. "En la diversidad está el gusto", estamos más que claros en ello. Nadie espera que todos pensemos igual, porque -además de utópico- sería una lata. Sin embargo, eso no implica que nadie tenga el derecho o la atribución de aplicarle etiquetas descalificadoras al que piensa distinto, como si fuera máquina etiquetando envases. Respete y será respetado. Tolere si quiere tolerancia. No discrimine si quiere hablar de ello. Pero sea consecuente con lo suyo, no sea hipócrita. Porque eso es peor que ser discriminador o intolerante, pues le suma el cinismo.
Que el fallecimiento de Daniel Zamudio nos recuerde a fuego que la "discriminación" y la "tolerancia" de la que tanto algunos se llenan la boca (o los teclados) es de dos vías, y no sólo en temas como la orientación sexual. Cotidianamente la discriminación y la intolerancia hacen nata, y el respeto por el otro más parece mito urbano que un valor básico del ser humano. La educación esencial parte por casa, por uno mismo, en el trato hacia los otros. Por favor, sea consecuente, y no sea parte de las "masas" que siguen el tema de turno y ahí se manifiestan, pero apenas salga otro, habrán cambiado el switch a ese nuevo tema.
Gracias.
Querido Artu,
ResponderEliminarEl doble estandar existe en todo ámbito. Como dice el dicho popular es más facil ver la paja en el ojo ajeno, que la viga en el propio.
La discriminación es fuerte, y todos podemos sentirla. Si enumeráramos cuantas veces al día nos ocurre, con tan solo salir a la calle, es probable que caigamos en una depresión tremenda. Por mi parte, puedo tener claridad de qué es lo que no tolero y tratar de evitarlo, pero nunca, NUNCA denigrarlo, ni menos públicamente.
Aquí se aplica: vive tu vida y deja vivir.
Lo que a mi me inquieta, es que finalmente casi todas las leyes finalmente entran a discusión y se apuran cuando ocurren hechos como este. Lástima que tenga que morir una persona para que los otros se preocupen.
Un abrazo!