Pocas veces nos detenemos a pensar en cuanta fuerza y cuan relevantes son las palabras en nuestra vida cotidiana, y en la de quienes nos rodean, sean estos familiares, amigos, colegas, o inclusive perfectos extraños. Pocas veces se considera lo relevante que es el lenguaje para una interacción satisfactoria, y menos aún el nivel de influencia que puede llegar a tener la palabra en un ser humano cualquiera. Más aún, hoy en día y dada la acelerada expansión de la tecnología y los medios de comunicación en tiempo real, el lenguaje se ha visto severamente condensado a la menor cantidad de palabras posibles para expresar una idea, un pensamiento o inclusive, un afecto. Y si bien esto permite la movilidad de información de manera rápida y efectiva, no es menor el recordar que el que el lenguaje tenga tanta diversidad (en especial nuestra lengua, el castellano) no es una mera o antojadiza coincidencia, sino que es el producto de siglos de interacción, desarrollo y expansión.
En mi profesión, tempranamente escuché algo que puso en conceptos un sentimiento que desde muy pequeño llevé conmigo: "el lenguaje construye realidades". Esta sencilla frase encerraba, tras si, un muy complejo aspecto, pero a la vez tan evidente que cotidianamente es pasado por alto: todo lo que comprendemos y es parte de nuestra realidad, tiene lenguaje asociado a ello. No hay nada que no esté representado por lenguaje. Y si algo que conocemos, vivenciamos o presenciamos no posee un concepto lingüístico específico, rápidamente buscamos la forma de envolverlo y describirlo a través de otros conceptos que hagan referencia a algo similar, y que permitan en su conjunto dar cuenta lo más cercanamente posible de aquello que estamos contemplando, sintiendo, viviendo, etc. Y si nos detenemos a pensarlo un segundo, aún siendo palabras similares o iguales las que puedan conocer dos personas, los significados, interpretaciones, valoraciones afectivas y otros que tiene esto para cada uno varía por quichimil motivos distintos, haciendo del lenguaje un elemento fundamental en nuestra vida. Claro está, el lenguaje no verbal, el corporal (las posturas, las miradas, los actos, los gestos, etc.) tb. cumplen un rol fundamental, pero eso será temática de otro artículo, jeje.
Volviendo a la idea central. Al interactuar con otra persona, la forma en que se usen las palabras para producir esa interacción pueden generar muchos efectos diversos en cada uno. Palabras que para uno podrían ser nimiedades o inclusive cosas muy graciosas, para otros pueden ser palabras muy hirientes o que tengan algún grado de significación importante (por historia de vida, experiencia, educación, lo que sea). Es muy común, a su vez, que si nuestro interlocutor reacciona negativamente ante algo que le dijimos (ej.: una broma) se le tilde rápidamente de "tonto grave" o algo por el estilo, pues no reacciona como nosotros, y el trato se vuelva aún más distante o incómodo. Y esto, a su vez, genera discusiones, confrontaciones, peleas y debates totalmente innecesarios por algo que se soluciona tan sencillamente como explotando la diversidad de lenguaje que se posee, y considerando además al otro como alguien distinto con la misma capacidad de poseer un determinado tipo de lenguaje distinto al nuestro, una realidad distinta a la nuestra (ya sea radicalmente distinta o levemente distinta) y el derecho a comprender las cosas de forma distinta a nosotros, como nosotros de ellos. De esta forma, las palabras que utilicemos con esas personas, y la forma en que podamos comprender mutuamente los respectivos lenguajes y realidades de cada uno, abren la oportunidad de crear puentes entre realidades distintas y diversas, que eventualmente pueden inclusive complementarse (o no tener incidencia en la otra en absoluto), y no el intentar delimitar una realidad ajena a través de la nuestra y de nuestra forma de usar el lenguaje. Está claro, eso si, que las palabras también tienen funciones y usos y que tampoco es cosa de cambiarlas antojadizamente, como tampoco es posible transitar de un lugar a otro sin considerar sentidos de tránsito, edificaciones, etc.
Por lo anterior, cuide su lenguaje, querido lector, lectora. Las palabras pueden causar más daño, si son mal usadas, que cualquier arma, pues su huella es intangible mas altamente perceptible. A su vez, una palabra adecuada (y en especial si va asociada a un acto o un afecto concreto) puede ser de gran curación, apoyo y alegría, tanto o más que cualquier regalo adquisible o inclusive, elaborable.
Disfrutemos la riqueza del lenguaje, ese lenguaje común que tenemos como especie, a pesar de sus diversas formas.
NdA: La inspiración para el presente texto fue gracias a la música de fondo del blog de Kary. Asimismo, el empujón final para retomar la escritura se debe a ella y sus escritos. Gracias!! :)
muy cierta tu escritura caballero ... las palabras hay que saber usarlas ... te has dado cuenta que a veces usamos palabras con conceptos errados y terminamos metiendo las patas por decirlo en buen chileno ?.... es algo muy importante el poder y saber comunicarse de buena forma ...deberiamos todos empezar a trabajar mas en eso y de seguro muchas cosas se solucionarian....
ResponderEliminarGracias por tu mención... me alegra el que te hayas decidido a volver con las letras y si yo aporte en algo mas feliz me pone ... la musica usala cuando quieras:)
besitos
kary
Lo leí anoche pero no alcance a comentar... btw me descargo ahora... :P....
ResponderEliminarMientras leía me hiciste acordar de dos cosas... 1°en la biblia (no se si eres creyente pero yo soy Testigo de Jehová) hay un texto que dice que las palabras pueden ser tan agudas como una espada...y es verdad pueden hacer mucho daño... incluso en otra parte compara el no poder controlar la lengua como un incendio en un bosque... algo descontrolable... por eso siempre se nos anima a pensar dos veces las cosas antes de decirlo.
2° por otro lado mientras leía de como los adultos podemos llegar a hacer daño con nuestras palabras, aveces también los niños pueden ser muy hirientes. En mi caso, pase un época complicada en la escuela y después de 10 años aun trato de superar mis traumas internos.
De esto hay que sacar dos cosas: como adultos debemos cuidar lo que decimos, usar el tacto y también no ser tan graves ante todo lo que nos digan. Y por otro lado como adultos debemos dar el ejemplo a nuestros hijos... como decía Horton (si el elefante de Horton y el mundo de los quien) "una persona es una persona no importa su tamaño". El asunto viene de una buena base... si le ensañamos a los niños a usar tacto y respetar al otro, de adultos sera mucho mas fácil que apliquen ese mismo concepto.
No se si me explique bien xD... espero que si... cariños!